El ser que
tenía junto a mí en el asiento ya no era la del amigo de toda la vida; era una
monstruosa criatura que parecía provenir de los espacios siderales e irradiaba
desconocidas y malsanas fuerzas.
H. P. Lovecraft – El terror que acecha en el umbral
Tomado de un cuaderno
de apuntes del director Jack Arnold: En un pueblo de la Luisiana empiezan a
desaparecer aves de corral y otros animales de granja. Unas semanas después,
cerdos y vacas corren igual suerte. Unos niños dicen haber visto a un ser
deforme deambulando por los pantanos. No hace falta mucho para responsabilizarlo
por la desgracia. Se arman partidas de caza. Los botes surcan los cursos de
agua. Las antorchas iluminan las ciénagas. Pero ni los sabuesos hallan rastros del
abominable jorobado. Se atribuye el incidente a una broma infantil. Por un
tiempo parece retornar la quietud pero una invasión de mosquitos ataca a
humanos y bestias. Los hogares pierden sus mascotas. Primero fue el lazarillo
del viejo Mc Donald. Más tarde, se desvaneció “Precious”, el poodle de Jamie Gumb,
la modista. Hasta se esfumó el cobayo de los huérfanos Flora y Miles. Las
calamidades no quedaron ahí. Peces, ranas y caimanes abandonan canales y marismas.
El reverendo O’Hara anuncia la inminencia de la Segunda Venida. Los habitantes
experimentan severas alteraciones de conducta. Se suceden hechos de sangre. Los
acontecimientos desbordan al Sheriff John T. Chance. El gobierno federal envía a
la Guardia Nacional. Se implanta el toque de queda y un riguroso cordón de 5
millas a la redonda. Fracasan todos los intentos de pacificación. Llegan
noticias de eventos similares en Tierra del Fuego, Uganda, Siberia y Camberra.
Los pobladores se entregan a actos de canibalismo. El profesor Zellaby cree tener
una vacuna pero el tiempo apremia porque el Mayor Schaeffer está determinado a
usar un cañón laser para exterminar la “Plaga de Torrance Town”. La bella Kay
Lawrence se ofrece como voluntaria para probar el suero. El ensayo es un éxito
y los sobrevivientes se dirigen felices hacia las barricadas. Los soldados dan
la voz de alto y luego los acribillan a fin de erradicar el peligro de contagio.
Un inusual relámpago ilumina el firmamento. En un platillo volador un ser
deforme anota: "fauna apta para consumo, mosquitos transmiten nuestros virus a las
especies indígenas. Se avecina una catástrofe demográfica".
© Pablo Martínez
Burkett, 2014
El presente relato ha sido publicado en el # 134 de la Revista digital miNatura, dedicado al Cine de Clase B.
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