lunes, 13 de junio de 2016

EL AUTOR INVITADO: Ignacio Román González






EL MATACHORROS
Hasta la gran roca, le dijeron. Andá hasta la vieja roca que se desprendió del acantilado, y te vas a dar cuenta de que existe realmente. Que no te mentimos, le dijeron. Allí se esconde en noches como esta. Y sus caras no podían estar más expectantes, aunque el chico notó la complicidad entre los adultos. Estuvo a punto de decirles que no, que no iría a adentrarse en las arenas de la playa. No aquella noche, por lo menos. Y si no lo dijo fue por temor a pasar por cobarde. Aunque lo cierto era que después del cuento que había contado su primo más grande, el policía, ya no se animaba a alejarse mucho de los faros encendidos del móvil.
O no te animás, le preguntó el compañero de éste mientras apagaba su intercomunicador.
La noche le resultaba perturbadoramente negra. Todo parecía perderse en ella. ¡Qué lejos le quedaba el examen de matemática al día siguiente! Si apenas hacía poco más de un siglo, o siglo y medio, que lo habían pasado a buscar a la casa con el patrullero. Estuvo estudiando toda la tarde, así que no le pareció mal a su madre que saliera con su primo una horita durante su descanso. Sabía lo mucho que le gustaban los uniformes y las sirenas. Pero si le hubieran dicho que era para hacerle la chanza de contarle aquella vieja historia que inventaron los milicos, ahora mismo estaría en su habitación estudiando.
Claro que me animo, respondió sin saber muy bien por qué. Pero algo en el azul de su primo le imprimió valor. Y hacia la gran roca fue, luego de darle un fuerte abrazo a su primo que lo tomó por sorpresa. Apuró los primeros pasos para imprimir coraje, mientras que desde atrás escuchaba sus gritos. Que el Matachorros existe realmente, oyó que decía el otro, con colmillos, garras y todo. Pero él jamás pensó en detenerse.


—Tenías razón —le susurró su compañero de guardia, mientras el chico se internaba más y más en la oscuridad de la playa—. Se animó finalmente. Pero los cien pesos de la apuesta no te los pienso pagar —y ambos se rieron de aquel nene de mamá que jugaba a ser valiente, a medida que lo fueron perdiendo de vista en la profundidad de la noche.
El descanso de su patrullaje sucedía tal como lo habían planificado. Hasta que oyeron el disparo que vino de adelante y, por puro reflejo, se llevó la mano hacia el estuche donde antes del abrazo tenía su arma reglamentaria.
© Ignacio Román González

Ignacio Román González nació el año 1985 en la ciudad de Punta Alta. Su formación académica la realizó en Bahía Blanca, donde residía al momento de publicar su libro de cuentos Perspectiva modelo (2011. Ediciones de La Cultura). Ha resultado ganador de la primera edición del concurso Premio Planeta Digital, con el cuento ¡Alte killer!, del cual se publicó una antología con los finalistas (2012. Editorial Planeta). En el año 2013 obtuvo el tercer puesto en la VII Edición del Concurso Provincial Haroldo Conti, organizado por la Biblioteca Provincial de la Provincia de Buenos Aires. Sus cuentos han sido publicados en diferentes antologías, medios virtuales y gráficos, y una obra suya ha sido adaptada para la televisión digital abierta. Hoy reside en la ciudad de Viedma, Río Negro.




Muchas gracias por visitar EL ECLIPSE DE GYLLENE DRAKEN. Si te parece, puedes dejar un comentario. Conocer tu opinión es muy importante para los que hacemos el blog. Si te ha gustado o crees que a alguien más le pudiera gustar, te pedimos por favor que lo compartas en las redes sociales. Gracias otra vez. Y esperamos que vuelvas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario