La próxima revolución antes que política tiene que ser moral. Y desde abajo para arriba, desde el pueblo a sus representantes.
Cada uno tiene que hacer su parte, no porque la ley lo manda, sino porque es correcto conforme la convicción y principios propios.
La invisible sumatoria de actos individuales construye una ética popular. Y eso es mucho más sólido que la pena más severa.
No le pidamos a los políticos que hagan por el país lo que no estamos dispuestos a hacer nosotros mismos.
Y no, no es un chiste por el día de las inocentes, lo digo bien en serio.
Feliz domingo para todos, mariposas y difuntos.
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