lunes, 21 de diciembre de 2015

EL AUTOR INVITADO: Marcos Tabossi



A TRAVÉS DEL ESPEJO


Se despierta agitado. Otra vez vuelve a sucederle. Descubre lágrimas en sus mejillas que seca con la manga. Ubica visualmente los objetos de la habitación y recién entonces empieza a tranquilizarse. Se sienta en la cama y busca las pantuflas con los pies. Mira el reloj sobre la mesa de luz, otra vez son las 7:18 hs. Su tiempo está detenido. Todos sus relojes marcan siempre la hora en la que vio a su padre dar el último suspiro.

Después se levanta y va en dirección al baño, sigiloso, para no despertar a su madre que duerme en la habitación contigua. Sabe que su sueño es muy liviano y que se despertará ante el mínimo ruido. Los antidepresivos la relajan, pero hace años que no descansa como debiera. No duerme tranquila desde que él se transformó en el monstruo que fue. Se acostaba sola, sabiendo que en cualquier momento él volvería del bar decidido a coger, la despertaría con insistencia y si ella resistía, como las primeras veces, le daría algunos golpes antes de atarla. Por eso, el último tiempo, casi no dormía o bastaba el ruido de la cerradura para despertar y escaparse de su cuerpo, sólo de su cuerpo. “Así es tu padre, hay que quererlo como es”, repetía lastimosamente cuando su hijo la increpaba.

Arrima la puerta sin cerrarla y abre, apenas, la canilla. Mejor que no lo vea angustiado, que no le pregunte y que nunca se entere. Se lava la cara y vuelve a maldecirse por lo hecho, pero ya es tarde. Ni en sus sueños podrá cambiar las cosas. Se lava los dientes, orina y vuelve a la habitación para vestirse. Mira el reloj, las 7:18 hs. No puede ser, supone que estará agotada la pila. Se acerca despacio y haciendo un esfuerzo con la vista ve la aguja del segundero danzar como de costumbre con su tímido tic tac. Perturbado, enciende el televisor como un acto reflejo y pone el canal de noticias. En el sócalo; otra vez la inscripción “tragedia familiar”. Mas arriba; los mismos dos periodistas analizan el caso del hombre envenenado presuntamente por su hijo. Sobre el ángulo superior derecho el reloj marca las 7:18 hs. Menea la cabeza como espantando alguna idea intrusiva y le resta importancia al asunto. Apaga el aparato y deja el control remoto sobre la mesa de luz, al lado del reloj. Abre la puerta del ropero y se para frente al espejo. Se ve más delgado que los días anteriores y su palidez va en aumento. Se pone de perfil para mirarse desde otro ángulo y observa que detrás de él, acostado en la cama, esta su cuerpo, inerte, en la misma posición en la que despertó. Intenta impulsivamente animarlo pero su cuerpo permanece imperturbable.

En ese momento entra su madre a despertarlo. Él quiere advertirle que ya está levantado para que no se asuste. Pero ella no lo ve, ni siente su voz, ni lo registra cuando él la sacude del brazo. Ella le acaricia la mejilla susurrándole al oído, después agita su pecho llamándolo con más vehemencia y más tarde querrá abrirle los ojos a la fuerza mientras gritará su nombre. Finalmente se resignará y empezará a llorar, de rodillas, sobre el pecho de su hijo.

Él, desconcertado, insistirá y la tomará por detrás y la sacudirá de los hombros. Le gritará que allí está, le rogará que lo mire, pero su voz apenas será un hilo de aliento. Intentará pedirle perdón, tendrá la intención impulsiva de confesar, pero su voz será aire, apenas una brisa. Girará la cabeza y verá a través del espejo la espalda de su madre, arrodillada, llorando sobre su pecho.


© Marcos Tabossi


MARCOS TABOSSI



Nací en Mercedes (Bs As) en 1981. A los veintipocos me recibí de psicólogo y empecé a trabajar con la palabra sin convertirse en evangelista brasileño. Publiqué en el 2012 la novela "La persona de al lado" que cuenta las historias del viaje que Mauricio realizó en bicicleta por Sudamérica. Colaboré con dos cuentos con la antología de cuentos futboleros "Gambeta cero". Supe tener un primer blog llamado www.divertirseesserio.com.ar, pero es incomprobable porque esa dirección ya no existe. Ahora busco mi redención en el sitio www.untalmarcost.blogspot.com.ar


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