Y el Sol, el Sol de todos,
será el rostro de Dios.
Novalis – Hymnen an
die Nacht
Fue por culpa de la Pestilenza Sistemici dell'anno 3001. Ni mis padres ni
los otros sobrevivientes que conozco son de hablar mucho. Yo no había nacido y
el celo ígneo de la警察文化, la policía
cultural, no dejó nada para recordar. Dicen que aunque se tomaron medidas
urgentes, fue imperativo dictar el Notstandsgesetze (ley de emergencia
que para sosiego de la ciudadanía, se viene renovando, por única vez, cada año).
Pronto se entendió natural abdicar de las garantías constitucionales y aún, de
las soberanías nacionales. La Operação Tufão do Ganges fue suspendida y las coaliciones
enemigas en la Урановые войны,
la brutal guerra del uranio, resignaron sus mutuos reclamos en nombre de la
seguridad global. Acordar un gobierno central con poder absoluto fue el
siguiente paso y ninguna restricción a la libertad individual pareció bastante.
Los opositores fueron sometidos con inusitada violencia. Los muertos se exhibieron
como ofrenda de paz.
Al principio, el Régimen intentaba falsear los hechos o
multiplicar los alegatos. Después ya no hizo falta: los dispositivos
intracraneales comenzaron a transmitir un mensaje monocorde con las noticias que
impartía la संयुक्त सिद्धांत, famélica doctrina conjunta que ya no engaña
a nadie. Durante años, pensar diferente se convirtió en delito y negociar por
fuera de la World Metrics
Corporation,
un acto subversivo. Sin embargo, la abundante carnicería no ha conseguido extinguir
el Mouvement Colonial Rebelle, y se murmura sobre
el éxito de los asentamientos en el exoplaneta HD85512b y que los cazas subespaciales
resultan insuficientes para impedir el creciente éxodo.
En un cosmódromo
secreto de la Patagonia nos aguarda un carguero. Puede que sea un embuste fatal
de los traficantes y quedemos abandonados. O puede que nos pillen antes de
llegar siquiera al Cinturón de Asteroides. Pero para mis padres, la libertad
consiente el riesgo. Y también el expolio, porque vendimos todo para pagar los
pasajes. Tengo 16 años y en mi bolsillo llevo la citación de reclutamiento
obligatorio. La fatídica cédula y una tormenta solar han precipitado la huída.
Esta será nuestra última noche terrestre.
© Pablo Martínez Burkett, 2012
El presente relato fue publicado en la revista miNatura #119, dedicada a "El día en que abandonemos la Tierra" y es el comienzo de la trilogía que se completa con Y ENTONCES LOS MONSTRUOS FUIMOS NOSOTROS (revista miNatura #120, dedicada a "Las guerras futuras") y UN CRIMEN IMPOSIBLE (revista miNatura #121, dedicado a "El policíaco en la ciencia ficción).
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