DECENARIO
DE TORPEZAS (*)
por Pablo Martínez Burkett
- Imagine que está en la caverna primordial. En torno al fuego pacificador se congrega el clan. Su trabajo es atraerlos, entretenerlos y dejarlos admirados. O satisfechos. O incómodos. Pero no tienen que ser los mismos. Y cuenta con una sola oportunidad. Ahora cuente su cuento.
- Escribir un cuento se asemeja a disponer de una única flecha. Seleccione bien el blanco. Tensar, acción, resolución. Debe ser conciso y preciso. Efectivo con muy poco recurso.
- El cuento es la ventana por la que elegimos adentrarnos a un edificio. Puede que ese edificio no aparezca en la narración pero debe presentirse como el mar unos cientos de metros antes de llegar a la playa.
- Si a la hora de escribir un cuento siente necesidad de efectuar declaraciones, mejor hágase político, periodista o predicador. La Literatura, y sobre todo los lectores, se lo van a agradecer.
- Debe escribir para que lo entiendan no para farolear con lo que sabe. Tanto más, en un cuento. Mientras menos se note el escritor, más brillará el relato.
- Es mejor escribir como le salga, sin corregir ni los errores de tipeo. Las musas son damas con un humor bastante voluble, así que mejor no interrumpirlas.
- El castellano ya está inventado. El orden lógico de una oración es sujeto + verbo + predicado. Y en voz activa. Todo lo demás es parte policial y usted no quiere que su cuento suene de ese modo.
- Los sustantivos están muy bien así, como vienen de fábrica, en soledad. Dos, tres o cuatro adjetivos, sólo son tolerables en Lovecraft y en un día maldito, blasfematorio, abominable y sacrílego. Colar el adjetivo antes del sustantivo sólo queda bien en la alta noche de Borges. Y los verbos tienen sus reglas de conjugación.
- Después que terminó, ponga su cuento a leudar hasta que sea capaz de leerse con los ojos de otro. Entonces recién ahí, relea y corrija. La mejor forma de corregir es leerse en voz alta.
- Corregir un cuento es podar. Como mínimo 1/3 es prescindible, cuando no la mitad. Y para podar es necesario estar en paz con la propia autoestima. Por eso, condensación es su grito de batalla. Y no tenga miedo: el lector es inteligente. No hace falta explicarle todo ni ser condescendiente. Confíe en la complicidad del lector.
(*) El presente decenario formó parte de una tarea presentada para la cátedra Narrativa Breve en el Master de Escritura Creativa de la Universidad de Salamanca.
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Como siempre genial..!!!
ResponderEliminarClaro y conciso.
ResponderEliminarMuy propio de ti.
Me encantó. Muy útil!
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentarios tan generosos.
ResponderEliminarMe encantaron tus comentarios para escribir un cuento, sin rodeos, simple, directo y grato.
ResponderEliminarMuchas gracias. Muy gentil!
ResponderEliminarmuchisimas gracias por compartir su sabiduría , voy a atesorar estos consejos, adoro leer pero nunca pude escribir nada digno, ni siquiera mediocre, pero dios sabe que lo intento, abrazo!
ResponderEliminarA veces podemos solo que no sabemos. Es cuestión de ponerse y probar. Muchas gracias por leer.
EliminarMe encantó. Ilustración poética. 👍
ResponderEliminarPalabras muy claras para un ritual que a veces se muestra complejo. Sobre todo cuando la empresa que uno quiere llevar a cabo se nos hace cuesta arriba
ResponderEliminarBravo, Don Burkett!!!