viernes, 7 de diciembre de 2012

"EL EXPEDIENTE GLASSER", una novela de VIOLETA BALIAN



EL EXPEDIENTE GLASSER
de
VIOLETA BALIAN



Hoy vamos a perpetrar una glosa a la novela “El expediente Glasser” (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2012), de Violeta Balián. Quizás por su extensión de 134 páginas, cabría etiquetarla como nouvelle, sin embargo por su perdurabilidad en la memoria, me animo a catalogarla como una gran novela.

Una gran novela, repite usted, pero rápidamente me va a preguntar por el género.

Buscar la adhesión de “El expediente Glasser” a algunos de los calificativos habituales:  novela negra, novela romántica, novela de aventuras, novela de ciencia ficción (y una larga lista de etcéteras que permiten orientar la percepción de las cosas abstractas), puede resultar bastante azaroso. 

Y eso es porque todos, aún sin saberlo, somos discípulos de Platón (que mi amigo Guillermo de Ockham me perdone) y nos urge encontrar la etiqueta pacificadora de un universal al que atribuirle la “novelidad” del texto en comentario. 

Pero tal cobijo se torna particularmente arduo, porque es una novela que admite una aproximación desde múltiples perspectivas. Y con ojos muy femeninos, algo bastante infrecuente en el género.

En el primer impulso, se nos ocurre decir que es una novela de suspense, porque ya en los primeros capítulos, sucede una muerte que sospechamos con mucho de crimen. Pero a renglón seguido, en una escena que recuerda al comienzo de la mítica historieta nacional “El Eternauta”, tenemos a un ser que se materializa en un sillón inglés frente a la atribulada Clara Glasser. Este Alcides, que así se llama, es un sujeto por demás de extraño, con un anacrónico sombrero, sobretodo, guantes, lentes oscuros y un defecto que recuerda a “Los Invasores” de David Vincent.

En sucesivos encuentros en bares de la zona, nos vamos enterando naturalmente, que este señor atildado no es de este mundo. Y casi como un Rantés extraviado, también nos participamos que tiene una hermana, que enseguida se suma a las reuniones vespertinas con Clarita. ¿Ah, son marcianos? Una novela de ciencia ficción, dirá usted. Probablemente.

Pero también hay una muy ajustada descripción del contexto histórico, un nebuloso Buenos Aires de principio de los 70’, a caballo del fin de una época y el comienzo de una nueva. Con toda su carga de violencia política, su paranoia, su tensión irresuelta. Es una novela sobre la historia reciente y las consecuencias nefastas que llegan aún hasta nuestros días- afirma usted-, satisfecho.

Pero como eco de fondo, está la propia Clara, madre, esposa, hija y trabajadora. Alguien arrastrada por el tedio de las obligaciones, los amores marchitos, los futuros siempre dudosos y los pasados nunca concluidos. Una buena mujer, enfermera de profesión, que parece que antes que vivir la vida, deja que la vida viva por ella. Ya me voy haciendo una idea -dirá- una novela rosa con tintes costumbristas. Puede ser, pero tal rótulo deja de encajar a partir de que la protagonista se topa con los hermanitos astrales y entonces, su percepción de eso que llamamos realidad cambia. Yo pateo otra vez para el lado de Ockham y consecuentemente, usted se apresura en confirmar el aserto: una novela rosa con tintes costumbristas y un toque loco de New Age. Quizás.

Es muy difícil efectuar una glosa de una novela de misterio (que sí, también lo es) sin revelar que el asesino es “Jack, el forastero”, de modo que no abundaremos en mayores detalles de la trama. Sí diremos que toda la historia está compuesta en una prosa amena, concisa y directa, que elude con elegancia los tecnicismos y que, muy inteligentemente, las disquisiciones de orden filosófico y hasta teológico, las pone en boca de un pastor protestante.

Para remarcar, la increíble facilidad que tiene la autora para sumergirnos en un universo igual pero no tanto, donde lo fantástico, en el caso, la ciencia ficción (con alienígenas de pelaje vario y portales a increíbles mundos paralelos), irrumpe de una forma imperceptible, impensada e inquietante.

En lo personal, aunque presiento que la acción se precipita en los últimos capítulos, creo que uno de los grandes méritos de “El expediente Glasser” está en la perdurabilidad del universo anómalo que recrea, universo que convive con el lector aún mucho tiempo después de haber alcanzado el consabido "fin". La afinada pluma de Violeta Balián recrea un universo más que posible, que nos llena de sospechas, preguntas y hasta terrores... 

Lo dicho, “El expediente Glasser”, una novela estupenda que puede hallar en su librería amiga. Y además está disponible en el formato e-book en Amazon.


Muchas gracias.

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