NUESTRO ÚLTIMO
HOMBRE EN LA LUNA
Pero mi alma, alma
construida por mí, puede perdurar más allá de la extinción del sol y de la
glaciación de la Tierra.
Stanislaw
Lem – Diarios de las estrellas
Primero irrumpió
la mini era de hielo de 2030-2040. Ninguna predicción fue suficiente para advertir
los efectos de una actividad solar a menos de la mitad. Después, los biólogos
anunciaron que las especies vertebradas estaban desapareciendo a un ritmo comparable
con la extinción de los dinosaurios. Las noticias eran gravísimas pero los
bandos no cedieron con la Guerra de los Elementos y todo fue peor. Y entonces
llegaron los depredadores del espacio. Seres de algún lugar de la galaxia donde
reina el frío y la impiedad. Carroñeros de mundos en decadencia. Atacaron sin
aviso. Los drones no resultaron oposición para las fortalezas volantes y pronto
nos sometieron. Tras una conquista sin ahorro de barbarie arribaron las naves
nodrizas para sorber a las muchedumbres. Rumores optimistas hablan de
esclavitud en su planeta congelado, otras fuentes murmuran combustible vital. Con más apremio que esperanza se organizó la
Resistencia. Un comando suicida alcanzó la órbita de uno de los pocos satélites
activos y logró comunicarse con la Base Moonraker, una red neural de defensa
que nunca estuvo del todo operativa. Otro fracaso billonario originalmente destinado
a evitar una nueva conflagración nuclear y que ahora emplearíamos en nuestro
rescate. Siempre estuvo a cargo del coronel Scarlett Venom, una mente
privilegiada para la astrofísica y la estrategia. Hasta que se perdió contacto
no eran infrecuentes las propagandas con su imagen. Hace 50 años organizó con
éxito la vida humana bajo la superficie lunar. Que la Resistencia me haya
designado su enlace es una gran responsabilidad que no opaca el honor que
siento. Lo he visto, me ha hablado. Ya no se parece a las postales pero no
importa. Sé que todo saldrá bien. Malditos gibosos: ¡el sistema solar es para
los terrícolas! Hemos descifrado la secuencia de sus escudos fractales. No veo
la hora de activar el pulso electromagnético y freír a los invasores albinos. El
coronel Venom dará la orden precisa. Es sólo un cerebro vivo recluido en una
máquina pero no pienso decir ni una palabra. Para todos, la restauración vendrá
de nuestro último hombre en la Luna.
© Pablo Martínez Burkett, 2015
(*) El presente texto fue publicado en el #145 de la Revista digital miNatura dedicado a la Luna
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