EL
EXPEDIENTE GLASSER
de
VIOLETA BALIAN
Hoy vamos a perpetrar
una glosa a la novela “El expediente
Glasser” (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2012), de Violeta Balián.
Quizás por su extensión de 134 páginas, cabría etiquetarla como nouvelle, sin embargo por su
perdurabilidad en la memoria, me animo a catalogarla como una gran novela.
Una gran novela, repite
usted, pero rápidamente me va a preguntar por el género.
Buscar la adhesión de “El expediente Glasser” a algunos de los
calificativos habituales: novela negra, novela romántica, novela de aventuras, novela de
ciencia ficción (y una larga lista de etcéteras que permiten orientar la percepción de las cosas abstractas), puede resultar bastante azaroso.
Y eso es porque todos, aún sin saberlo, somos discípulos de Platón (que mi amigo Guillermo de Ockham me perdone) y nos urge encontrar la etiqueta pacificadora de un universal al que atribuirle la “novelidad” del texto en comentario.
Y eso es porque todos, aún sin saberlo, somos discípulos de Platón (que mi amigo Guillermo de Ockham me perdone) y nos urge encontrar la etiqueta pacificadora de un universal al que atribuirle la “novelidad” del texto en comentario.
Pero tal cobijo se torna particularmente arduo, porque es una novela
que admite una aproximación desde múltiples perspectivas. Y con ojos muy
femeninos, algo bastante infrecuente en el género.
En el primer impulso,
se nos ocurre decir que es una novela de suspense,
porque ya en los primeros capítulos, sucede una muerte que sospechamos con
mucho de crimen. Pero a renglón seguido, en una escena que recuerda al comienzo
de la mítica historieta nacional “El Eternauta”, tenemos a un ser que se
materializa en un sillón inglés frente a la atribulada Clara Glasser. Este
Alcides, que así se llama, es un sujeto por demás de extraño, con un anacrónico
sombrero, sobretodo, guantes, lentes oscuros y un defecto que recuerda a “Los
Invasores” de David Vincent.
En sucesivos encuentros
en bares de la zona, nos vamos enterando naturalmente,
que este señor atildado no es de este mundo. Y casi como un Rantés extraviado,
también nos participamos que tiene una hermana, que enseguida se suma a las
reuniones vespertinas con Clarita. ¿Ah, son marcianos? Una novela de ciencia
ficción, dirá usted. Probablemente.
Pero también hay una
muy ajustada descripción del contexto histórico, un nebuloso Buenos Aires de
principio de los 70’, a caballo del fin de una época y el comienzo de una
nueva. Con toda su carga de violencia política, su paranoia, su tensión
irresuelta. Es una novela sobre la historia reciente y las consecuencias
nefastas que llegan aún hasta nuestros días- afirma usted-, satisfecho.
Pero como eco de fondo,
está la propia Clara, madre, esposa, hija y trabajadora. Alguien arrastrada por
el tedio de las obligaciones, los amores marchitos, los futuros siempre dudosos
y los pasados nunca concluidos. Una buena mujer, enfermera de profesión, que
parece que antes que vivir la vida, deja que la vida viva por ella. Ya me voy
haciendo una idea -dirá- una novela rosa con tintes costumbristas. Puede ser,
pero tal rótulo deja de encajar a partir de que la protagonista se topa con los
hermanitos astrales y entonces, su percepción de eso que llamamos realidad
cambia. Yo pateo otra vez para el lado de Ockham y consecuentemente, usted se
apresura en confirmar el aserto: una novela rosa con tintes costumbristas y un
toque loco de New Age. Quizás.
Es muy difícil efectuar
una glosa de una novela de misterio (que sí, también lo es) sin revelar que el
asesino es “Jack, el forastero”, de
modo que no abundaremos en mayores detalles de la trama. Sí diremos que toda la
historia está compuesta en una prosa amena, concisa y directa, que elude con
elegancia los tecnicismos y que, muy inteligentemente, las disquisiciones de
orden filosófico y hasta teológico, las pone en boca de un pastor protestante.
Para remarcar, la increíble
facilidad que tiene la autora para sumergirnos en un universo igual pero no
tanto, donde lo fantástico, en el caso, la ciencia ficción (con alienígenas de
pelaje vario y portales a increíbles mundos paralelos), irrumpe de una forma
imperceptible, impensada e inquietante.
En lo personal, aunque
presiento que la acción se precipita en los últimos capítulos, creo que uno de
los grandes méritos de “El expediente
Glasser” está en la perdurabilidad del universo anómalo que recrea, universo
que convive con el lector aún mucho tiempo después de haber alcanzado el
consabido "fin". La afinada pluma de Violeta Balián recrea un
universo más que posible, que nos llena de sospechas, preguntas y hasta
terrores...
Lo dicho, “El expediente Glasser”, una novela estupenda que puede hallar en su librería amiga. Y además está disponible en el formato e-book en Amazon.
Muchas gracias.
Lo dicho, “El expediente Glasser”, una novela estupenda que puede hallar en su librería amiga. Y además está disponible en el formato e-book en Amazon.
Muchas gracias.
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