LOS OTROS BÁRBAROS (*)
Picking
the fiery horde that was fallen around ma feet. Never he cried, never shall it
ye get me alive.
Pink
Floyd - Several Species of Small Furry
Animals Gathered Together in a Cave and Grooving with a Pict[1]
No es bueno crucificar a un
legionario. Pero las penas son claras: crucifixión para los desertores. Soy
Paulus Germanicus, praefecti castrorum de la Legio VI Victrix y
no exhibí misericordia alguna con la pandilla de cobardes que huyó de la “Armada
de las Flores”. Como si no tuviéramos suficiente magia con los estrafalarios
del rey Gartnaith, unos salvajes que atacan desnudos porque se creen protegidos
por sus tatuajes. Ahora hay que dar veraz a la agresión de trolls de los
pantanos, capaces de engullir a toda una centuria. Y afrontar la guerra de
guerrillas de unos enanos de barba bermeja, contrahechos y sanguinarios. Y peor
aún, sobrellevar el huracán provocado por hadas de tenue aleteo o el torrente
ígneo de un dragón.
¡Voto
a Mars Ultor! Es intolerable
que el Legatus preste oídos a las supercherías de estos pictos. Si
sangran, también mueren. El obispo Marcus Vinicius predicó el sermón “Bárbaros
a las puertas de Roma”, pero ningún galo se compara con estos britanos. Sin
embargo, las entrañas han sido propicias y me aventuro más allá de la Vallum
Hadriani para capturar de una buena vez a Myrddin Wyllt, el sedicioso que
congrega a la horda. Por una delación, sé dónde está.
Una
bruma azul nos envuelve a medida que surcamos el bosque de robles. Árboles retorcidos
nos acechan. En medio del silencio, un repentino salmo dibuja una danza bajo
una luna roja. Nos acercamos con sigilo criminal y distinguimos a diecisiete
doncellas entregadas al delirio extático. Tomamos posición de asalto. La dulce
melopea adquiere un volumen embriagador. Doy la orden pero, presos de un
hechizo, irrumpimos en el círculo, los escudos a la rastra, las espadas laxas.
Un espiralado remolino de plata nos envuelve y vomita un batallón de nuckalavee,
seres deformes y despellejados que son una ofensa a la diosa Natura. Una
carcajada oficia de cuerno de combate. Mientras nos despedazan, alcanzo a ver
al druida abominable. En lengua civilizada se lo conoce por Merlinus
Caledonensis. Antes que por nuestras vidas, corremos por nuestras almas.
Algún auxiliar imperial de la caballería sármata ordenará mi crucifixión.
© Pablo Martínez
Burkett, 2010
[1]
Recogiendo la
horda de fuego que había caído alrededor de mis pies. Nunca gritó, nunca me
atraparán vivo. Pink Floyd - Diferentes
especies de pequeños animales peludos reunidos en una cueva y divirtiéndose con
un picto.
(*) El presente texto forma parte del libro MONDO CANE (Editorial Muerde Muertos, 2016).
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