jueves, 19 de enero de 2012

UN DISCO DE ORO EN EL COSMOS - APERTURA PARA EL PROGRAMA "ACARICIA MI ENSUEÑO" DE RADIO AMERICA







UN DISCO DE ORO EN EL COSMOS





En algún lugar secreto de Iowa el teléfono empezó a sonar de forma insistente. Enseguida llegó un mail incendiario. Y los celulares se enloquecieron. Eso significaba una sola cosa: emergencia de alta prioridad.

Por una ley del Congreso de los Estados Unidos, aún los documentos secretos tienen que ser desclasificados luego de cierto período de tiempo. Los archivos deben ser inspeccionados minuciosamente. Ya de por sí es una tarea penosa pero la superposición de jurisdicciones, la colisión de intereses y no pocas veces, los celos profesionales, lo tornan una labor de titanes. Para sobrellevar el trance, hay que tener la determinación de un luchador de sumo pero con cintura de bailarina clásica.

El director Palmer llevaba mucho tiempo en el puesto y sabía que el verdadero problema eran las sombras políticas que se proyectan. Pero siempre encontró la forma de transitar con ductilidad por el vértigo de hacer cumplir la ley sin causar demasiados daños.

Sin embargo, esto era inaudito. Era imposible. Era irresoluble.

Una de sus divisiones más experimentadas estaba en las oficinas de la NASA. Se trataba de revisar la documentación vinculada con el programa que dio lugar al lanzamiento en 1977 de las dos Voyager, las sondas espaciales enviadas a explorar la galaxia y más allá.




El menos avisado de los ciudadanos, recuerda que un comité científico presidido por Carl Sagan instaló en cada una de ellas un disco de oro, con un saludo de paz; representaciones de varón y mujer, la ubicación del sistema solar, las unidades de medida más usuales, los sonidos de la Tierra y una selección de una hora y media de música proveniente de todas las geografía del planeta. De ambos discos, se guardaba una copia. Hubo que diseñar un dispositivo especial para leer el lenguaje de compresión. Con algún traspié inicial, la información se convirtió digitalmente. Lo que encontraron fue totalmente inesperado.



Al principio, pareció algún chiste entre agentes aburridos. Más tarde, se atribuyó a un error de lectura. Finalmente, se sospechó un desperfecto a la hora de copiar las bases de datos en el origen. Pero luego de obrar conforme el manual, la conclusión fue unánime: al menos en estos discos, la hora y media de música del mundo, estaba dedicada íntegramente a Janis Joplin.

En los documentos de la época no había anotación que indicara quién pudiera haber quebrado los protocolos de esa manera. El sistema de grabado no permitía obtener mayores precisiones del operador. El tiempo transcurrido dejaba a pocos testigos presenciales para indagar y no obstante la discreta investigación que se dispuso, el resultado fue decepcionante en todos los terrenos. No era posible saber cómo ni quién.

Efectuadas las consultas del caso, el Alto Mando recomendó dejar la cuestión como estaba. El mismo Presidente avaló la orden y así, la misión sideral se mantuvo y las sondas siguen surcando el espacio con sus discos de oro, donde ha quedado perpetuada la voz que revolucionó el Festival del Monterrey, Woodstock y otros eventos icónicos de la época.

El director Palmer pidió el retiro. Confiaba en que si una fuerza de ocupación alienígena se topaba con alguna de las Voyager, las canciones de la Perla Blanca y la Kosmic Blues Band fueran arma de persuasión suficiente para abandonar su misión de conquista. Nunca estuvo más equivocado.





El 19 de enero de 1943, en Port Arthur, Texas, nacía Janis Joplin, una de las voces del blues y rock n’ roll más poderosas de todos los tiempos, emblema de la contracultura de los 60’, el movimiento hippie y la experimentación con sustancias.




© Pablo Martínez Burkett, 2012

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