LA SOMBRA DE LA SIESTA
Tenemos
algunas descripciones de los asesinos. Los testigos dicen que son gente de
aspecto corriente. Algunos dicen que parecen estar en una especie de trance.
Otros los describen como monstruos deformes.
Una radio de Evans City, Butler County, Pennsylvania
Un hombre sueña
con seres deformes que se derriten. Alguna vez fueron humanos. Arrastran sus
cuerpos miserables por las calles. Un reguero húmedo y hediondo delata sus pasos
pero el sol criminal pronto borra toda huella. La boca abierta, la lengua
hinchada, los ojos enloquecidos. Los brazos buscan el equilibrio que ya no
tienen. Balbucean palabras inconexas, o al menos, eso parece. Al aire quieto de
la siesta es una mortaja de fuego. El único refugio es la sombra de las bóvedas
rodeadas de cipreses y eucaliptus. La procesión de patéticas criaturas se congrega en el
cementerio. Desalojan a los muertos y se apropian de sus moradas. Respiran en
paz, agradecidos. George E. Romero tiene una pesadilla y en el Chamical,
provincia de La Rioja, la sensación térmica es de 57°.
No hay comentarios:
Publicar un comentario