A mi hermano Andrés
Someday, the children of the new sun will meet the
children of the old. I think they will be our friends.
DR. HEYWOOD FLOYD
2010: The year we make contact
DESPERTAR DE LA criopreservación siempre me deja con un sabor amargo y el asombro de la identidad. Abomino viajar durante tanto tiempo a merced de las máquinas. Ya sabemos dónde hemos acabado por conferirles el control. Pero para qué protesto, si yo, Ishtar, hija de Nannar; me he ofrecido como voluntaria para el Programa Segundo Contacto, uno de los frutos más eminentes del Tratado de Irkalla, ese embuste que puso fin a las Guerras de Sheratan.
Por enésima vez, estudio los manuales de la Agencia Aeroespacial. Son del todo elocuentes y sn embargo, la especie indígena aún me provoca extrañeza. Esa mata de pelo en la cabeza denota un estadio evolutivo anterior. Y esos ojos, minúsculos, dan asco. Además, son tan bajitos y con demasiados dedos. ¿Y el idioma gutural que practican? Espero que el traductor universal sea eficiente. En esta etapa, el entendimiento será vital. No obstante, el contraste anatómico es lo menos inverosímil. Corro una y otra vez la secuencia holográfica. Aseguran que en el pasado fuimos capaces de reproducirnos así, por fricción. No consigo imaginar qué placer encuentran en ello. Aunque los estudios de histocompatibilidad están avalados por acreditadas universidades de toda la galaxia, tengo algunos reparos. Volver a equivocarnos... Admito que con las dudas me asaltan otras sensaciones, igualmente incómodas. Presiento que no serán las últimas. La conquista planetaria es inclemente con los débiles. Y la debilidad es un lujo que, como teniente del III Regimiento de Exploradoras Coloniales, no me puedo consentir. Empero, estaría más tranquila sin la ultrajante proscripción del sable laser.
Estiro el cuello y me dejo inocular. La doctora procede y calla. Sé que comparte mis incertidumbres. Somos ocho voluntarias. La capitana nos convoca al puente. En breve será visible nuestro destino. Al principio se confunde con la negrura del espacio, pero luego aparece una esfera azul. Es cierto, la mayor parte está ocupada por océanos. ¡Agua! Zumba el sensor de la transportadora. Antes de ser vaporizadas a la superficie, me encomiendo a Tiamat, para que el nativo asignado sea un buen semental. Es esto o la extinción. No alcanzo a preguntar por qué lo llaman planeta Tierra. El Programa Segundo Contacto ha comenzado.
© Pablo Martínez Burkett, 2010
El presente texto fue publicado en la edición # 104 de la Revista Digital miNatura.
Fantástico, Pablo.
ResponderEliminarComparto y elogio ese esfuerzo de ser más allá de lo que somos, universalizado incluso en ese juego de genero al que se somete el autor -imaginando que pudiera ser o buscando entender- para luego volver, primitivizando la historia que suponemos, al estado ineludible de lo que fuimos... y aún no nos hemos ido, pero las visiones terminan por aparecer -al menos así aprendí que és con J.G.Verne.
Saludos.
Pau.
Muy bueno y muy verosímil. En este género eso no se consigue cada día.
ResponderEliminarTiene toda la pinta de que el ser inhumano se encamina hacia eso, a jugar a ser Dios manejando los genomas a gusto.
¡Un abrazo!