9 ½ PREGUNTAS DE
TERROR
1. ¿Qué le causa terror al hombre que convive con el
escritor? ¿Tienes alguna fobia?
No tengo una fobia como tal (al menos en mi
entendimiento psicopatológico de una fobia). Pero lo que sí me provoca cierta ansiedad,
cierto malestar, es el famoso terror a lo “doble”: la duplicación o la unión; por
ejemplo, sueño muy seguido con que dos personas o animales pueden volverse
siamesas/es si se acercan lo suficiente, y también, aplicando la fuerza indicada,
pueden desprenderse uno del otro.
Suena raro, ya sé, pero es que los terrores más profundos persiguen la lógica
de las pesadillas. Quiero escribir sobre eso.
2.
¿Por qué te has
dedicado a este género? ¿Qué o quién ha resultado una influencia en tu
escritura y en qué sentido?
No creo poder responder el por qué. Lo único que sé es
que tenía cinco años y estaba maravillado con la saga de películas de
“Pesadilla en la Calle Elm” que alquilaba en VHS y veía con mis primos más
grandes. Escribo terror porque el terror me escribió, me subyugó, me
programó, me maravilló en forma de garras, una cara derretida, en forma de
Freddy Krueger y más tarde en forma de una Regan poseída. Lo pienso más como un
encuentro con algo sagrado que como una elección.
En cuanto a mi influencia tengo que hablar del cine,
que fue el primer lenguaje que entendí. El cine de terror de los ochenta y
noventa influyó en mi escritura porque encendió en mí la fábrica de historias:
quería replicar esas historias, y el modo más cercano era con lápiz y papel.
Después empecé a leer y Stephen King me formó (uh, sí, qué sorpresa), me dio un
piso sólido. Una vez que tuve la base consumí escritores asiáticos: Koji
Suzuki, Banana Yoshimoto, Ryu Murakami, Junji Ito. Leer escritores de culturas
tan diferentes a la mía me ayudó a enfocarme en lo que nos une: el terror es
uno, acá y en Japón. Todavía sigo formándome, así que cada autor y su prosa es
bienvenido.
3.
¿Eres de leer obras
de terror? ¿Cuál es tu obra favorita? ¿Un autor que quieras recomendarnos?
Sí, leo mucho del género. Tengo dos obras favoritas,
que son las que casualmente más me aterraron: el cuento “Huesos” de Ray
Bradbury, y la novela “El exorcista” de William Blatty. Les recomiendo un autor
de novelas gráficas muy retorcido: Junji Ito, en especial su novela gráfica
“Uzumaki”.
4. ¿Para ponerte a escribir tienes alguna manía, un
recurso ingenioso, un ritual o ceremonia?
Una palabra: LEER. Siempre hay que leer algo antes de
escribir.
5.
¿Trabajas conforme
un esquema o argumento fijado con antelación o prefieres dejar que una idea te
lleve? ¿Eres de hacer investigaciones previas, documentarte?
No sé qué contestarán otros, pero yo no la tengo tan
clara todavía. Solamente puedo hablar de lo que me funcionó y lo que no. Hacer
un esquema y preconfigurar la historia me resultó pedante, es como decir: “yo ya
lo sé todo en este punto, aliso el camino y manejo en automático”. Es más bien
propio de alguien que sufre escribiendo, que se lleva mal con las sorpresas y
no deja que los personajes vivan con libertad (porque el escritor es Dios y la
novela es el Destino). En el caso de dejarse
llevar está el riesgo de ser “intuitivamente un gil”, o “intuitivamente un
mal escritor” y terminar con una historia palimpsesto. Estoy siendo un poco
pesimista. La cosa es que a mí no me funcionó planear porque me aburro fácil,
como a otros no le funcionará dejarse llevar por obsesos. No sé.
¿Investigar? Sí, claro, pero con la cautela de saber
que la ficción es ficción por algo…
6.
¿Qué es lo más
difícil a la hora de narrar una historia de terror?
Las historias de
terror (las buenas) son difíciles de escribir. Diría que el terror es el género
más difícil para un escritor. ¿Por qué? Un amateur que se quiera dedicar al
terror tiene que saber que lo menos importante en el relato es el “factor
miedo”. Vísceras, cabezas cercenadas, bestias lovecraftnianas… cualquiera puede
ser grotesco si así lo desea. Ser capaz de imaginar cosas que produzcan asco o
estupor no te convierte en un buen escritor de terror. La clave, tan difícil de
entender para muchos, está en la belleza, en la humanidad, en lo que va más
allá del terror. Cito a Hitchcock: “Imagínese
a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a
punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Esto es el suspense”.
Ahora imagínense que el hombre sostiene en brazos a su hija recién nacida (de
manitos chiquitas y unos ojos grandotes y húmedos), una criatura tan frágil que
no nos podemos imaginar que va pasar cuando Mami llegue a casa con las bolsas
del supermercado y vea todo en llamas. ¿Qué pasó? ¿Dónde está su nueva hija a
la que tanto ama, y dónde el bondadoso hombre que le concedió la oportunidad de
ser madre? ¿Qué es ese saquito chorreante en el suelo?..., ¿es el frágil pero
perfecto bebé?
ESTO es el terror.
Esa madre siente terror. Lo importante es la vida, lo hermoso y frágil del
bebé. Que un bebé sea frágil es el conflicto, conflicto humano y terror
universal.
7.
¿Dejas que el texto
se quede leudando y luego lo retomas para
corregirlo o corriges a medida que escribes?
Sí,
lo dejo leudar. Es el ABC de un escritor.
8.
¿Por qué crees que
el terror es un género que sobrevive a las modas y que se reinventa a sí mismo
de edad en edad?
Porque
es humano y nos va a pertenecer siempre. El miedo es instintivo, pero el terror
es propiedad intelectual del homo sapiens sapiens. Con terror me refiero a un
miedo vagamente familiar y vagamente olvidado que se encadena a lo traumático
de nuestras vidas.
9.
Es un estereotipo
generalizado creer que el escritor de terror es una
persona, como mínimo, con sus rarezas… ¿Es así en tu caso?
Creo
que el tipo de terror que desarrollo (más existencial y no tan experencial) me
obliga a no tener tantas barreras y a animarme a hablar de lo que sea. Después,
lo demás, es un estereotipo vacío, una fantasía de los lectores.
½ ¿Qué piensa tu familia acerca de las
historias que escribes?
Me
dicen que no se entiende lo que escribo, jajaja.
Francisco Rapalo
(21) creció en un pueblo agrario de la provincia de Santa Fe, en el norte la
bota, y su vida pasó entre San Guillermo y la capital cordobesa, donde nació. El mundo fantástico llegó a él por medio de su abuela
materna, y desde esos primeros libros de aventura y fantasía épica, se cultivó
no sólo en el arte de la lectura sino también en el de la escritura.
Actualmente estudiante de Licenciatura en Psicología, define el espectro de lo
fantástico como inabarcable, una fuente de constante reciclaje en la que ni los
viejos ni los nuevos lo dijeron todo. Su estilo toma destellos de diferentes
géneros como el terror, el realismo sucio, policial y otros. Entre otras publicaciones, aparece con su cuento "Las cosas que dejamos atrás" en el volumen Mala Sangre de la Editorial Pelos de Punta y acaba de publicar el poemario "Cosas extrañas que ver y cosas extrañas que contar".
Su topic es: Bon
Appétit lectores, mastiquen con cuidado.
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